sábado, 18 de julio de 2015

Hubo una vez en que Gladys perdió. Y hoy se llevo la de Oro Perù


Horacio Zimmermann
Periodista
@horacon
Hubo una vez en que Gladys perdió.
Era todavía una deportista aficionada que se levantaba a las cinco de la mañana para salir a correr en su natal Junín. Demoraba una hora y media en retornar a casa. Mientras su padre se montaba en un caballo para trasladarse, a cuatro mil ciento cinco metros sobre el nivel del mar, ella optaba por correr. En realidad, Iba a todos lados corriendo. Hasta cuando su madre la enviaba a comprar a la tienda leche. Por ese motivo, en su pueblo la conocían como la gacela, aunque otras personas le llamaban correcaminos.Gladys es la última de nueve hijos. Su madre hizo lo que pudo para criar a todos por igual. “No tenía bastante, hice lo que pude”, dice Marcelina Pucuhuaranga. Tejeda se levantaba muy temprano para ir a correr. A las cuatro y media de la mañana ya estaba de pie. El frío ni la lluvia eran un obstáculo para ella. Corría desde las cinco hasta las seis y media, aproximadamente. En ese entonces, correr era solo un hobbie. Aun así, contaba con el apoyo incondicional de su mamá. “Regresaba cansada, pero como toda madre, me esperaba con la comida lista”, cuenta la deportista peruana.
No obstante, en su vida no todo era color de rosa.

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