sábado, 18 de junio de 2016

Lo que nos deja el Perù vs. Colombia en el Centenario 2016


Escribe: Editor Webb 
El esfuerzo. Sobrevalorado. El esfuerzo es un factor implícito: debe estar siempre y no ser una excepción de halago. La exagerada estimación de este elemento se da en gran parte porque a lo largo del tiempo el equipo ha sido acusado de tener fragilidad anímica. Y en este torneo Perú mostró un perfil opuesto, aunque siempre en relación al aspecto defensivo. Y quizás allí podemos reprochar al equipo que haya puesto tanto énfasis al servicio de la recuperación y poco al de la elaboración. Por ejemplo, ayer ante Colombia, el equipo dio la sensación que pensaba en defender incluso cuando tenía la pelota (y así es difícil ganar).
Perú jugó a evitar el error. El equipo asumió inferioridad frente a selecciones que en el papel son mejores por calidad individual. La selección estaba tan advertida del oponente, que se preparó para impedir que juegue. Y a eso contestó con un alto grado de compromiso, porque entendió que en el plano futbolístico no alcanzaba. O no era suficiente. Es válido, sí, a todas luces. Sobre todo porque Gareca utilizó recursos al alcance de su mano. Se logró neutralizar en gran parte a los rivales, pero también se tomó un riesgo: someter a reiteradas pruebas al montaje defensivo, que en esta Copa América respondió con estatura. Y cuando no, sucedió algo a lo que no estamos acostumbrados: el equipo consiguió que el rival no lo supere en el resultado cuando el trámite era desfavorable (como en el primer tiempo ante Brasil). Y en esto último tiene que ver mucho Gallese, que no terminó siendo figura por gusto.
En conclusión, y como explicó Diego Latorre, la bicolor fue eficiente en el orden y tuvo mayor estabilidad defensiva. Fue una orquesta bastante afinada en ese sentido. Y tiene mérito. Del comando técnico y de los jugadores. Que a este equipo, nuevo o no, nadie haya podido ganar en noventa minutos, ni los amistosos “fáciles” ni los partidos de verdad, sustenta el buen trabajo táctico que se realizó en defensa.
Sin embargo, realizar una valoración exagerada del esfuerzo solo cuando pierdes es dejar de lado la otra mitad del análisis que concierne a la elaboración, precisamente una de las primeras cosas que Gareca reconoció tras el partido contra Colombia: “Nos faltó juego”, admitió en relación al aspecto ofensivo. Y esto sucede en gran medida porque el público en general se conmueve frente a la manifestación de entrega y sacrificio luego de una derrota. Es parte de una mala práctica que se da en todas partes del mundo. Porque cuando ganas, no se revisa por qué lo hiciste. Se ganó y punto. Sea con una mano o no.


La deuda, entonces, concluimos que estuvo en el ataque. En la organización de juego. En ese terreno, Perú fue un equipo predecible y sin disposición para desmarcar con orden, o de manera combinada, salvo en los 25 primeros minutos contra Ecuador, en la que se conjugó defender bien con atacar bien. La acción individual se convirtió en la única alternativa, dejando en la inspiración la resolución de las situaciones de ataque.
A cada recuperación de Perú, en la gran mayoría de casos, le siguió una salida larga buscando a Guerrero, lo que generó una dependencia nociva del delantero de Flamengo. Al no encontrar opciones claras en la asociación, se intentó el pase a Paolo por necesidad. Por el contrario, nunca se le pudo habilitar perfilado al arco rival. Se jugó siempre pelotas divididas. Trabadas. Por ese motivo, se crearon pocas situaciones de gol (y no es lo mismo aproximar que generar). No se equivocan quienes concluyen que en gran medida el rival nos neutralizó. No obstante, las limitaciones debemos enfocarlas a un demérito propio antes que a un acierto del oponente. De lo contrario, nos estaremos negando a asumir errores.
En la medida que sea posible, Perú debería trabajar para repetir lo hecho en los primeros minutos contra Ecuador, un tiempo determinado en el que dio señas de espectáculo. Con trabajo y tiempo, esperamos que así sea. Salvo que nos queramos quedar con el ratoneo de Markarián en el 2011.

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